domingo, 28 de octubre de 2018

Relatos en Cadena. Octubre. Episodio III.


Esperando que las aguas vuelvan a su cauce, escribo, por falta de tiempo más que por cualquier otro motivo, dos micros de último minuto. Acuciado por el trabajo y por la vida, quedan pocos resquicios para encontrar momentos de introspección y silencio, en los que las ideas fluyan y se hagan relatas. Considero este como un periodo de transición en el que es importantes por lo menos estar. Y estoy. No con los tres microrrelatos prometidos, pero intentando no perder al menos la presencia. Dos micros, dos, es todo lo que puedo ofreceros esta semana. Resultó ganador en esta tercera semana de octubre, Alberto Corujo con su El deslenguado, con un micro, a mi entender, brillante. Fueron finalistas junto a él, Gustavo Charles, con El método científico y Joaquín Valls con Primum vivere, de entre estos dos es más de mi agrado el de Joaquín. Enhorabuena a los tres por asomarse a la ventana. 

La hora del sicario

Como un enjambre después de recibir la pedrada de un niño, se escucha un rumor inquieto en la casa del Lobo. La viuda y otras mujeres de negro moquean en silencio. El zumbido sube y baja, revolotea alrededor de la caja del muerto, tropieza contra los cristales de las ventanas. Contrasta la quietud de luto que guardan sus allegados en el velorio, con el bullicio saciado de venganza con el que le reciben los espíritus atormentados de todas sus víctimas.


Imagen de Jan Saudek


Doce semanas y media

Como un enjambre después de recibir la pedrada de un niño, como un bullir de versos en la tripa de una adolescente, como la sangre que escapa por una herida abierta en la sien, en un momento se desmoronó el castillo de naipes sobre el que había planificado su vida. Nadie pudo ayudarle ni ofrecerle un consuelo suficiente. Nadie fue capaz de reaccionar ni de pedir explicaciones. Nadie pensó entonces en el timbal de mariscos ni en el chuletón de buey de León; mientras Flor, con su vestido de un blanco forzoso, recorría el pasillo hacia la puerta de la iglesia, después del no rotundo a la pregunta del sacerdote.



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