Al contemplar esta imagen de Benoit Courti por primera vez, muchas ideas de repente se atropellaron en mi cabeza. Lo primero que llama la atención es el agua, por lo que tuve claro desde el principio que tendría que estar presente en el relato. Sin embargo fueron los pies, esos pies blancos y pequeños los que empezaron a hurgar y hurgar en mi imaginación, hasta sacar a flote esta secreta fantasía que me ronda desde hace tanto y que pude realizar por fin, aunque fuera en el papel. No es del todo inocente pues, que el relato esté contado en primera persona. Esto fue por el mes de mayo, junio con las vacaciones casi a la vista y el calor avivando nuestras mentes. Espero que os guste.
Ashiatsu
Clava sus pies en mi espalda marchita. Un erial de piel ceniza que se contrae a cada paso. Carne de arena que se abre separada por dedos de diamante. Marca sus huellas en mis huesos de cristal. Cruje el hedor del miedo con el peso dormido de la culpa. Un rastro de pisadas que se pierde en las nalgas delgadas del viejo en el que habito. Baila sobre el mar de sal y kril que embate mis costillas. Tendus, demi plié, grand plié con sus plantas palmeadas, con sus alas de cisne, con la voz rotunda de quien lleva la muerte pegada a los talones. Nunca hablamos ni para ajustar el precio. Camina, baila, salta. Exhala el grito ancestral que aprendió de sus demonios, que transciende de su cuerpo de pez exiguo y abisal, que traspasa los muros transparentes de Pompeya. Arde el niño que me queda entre las piernas. Deja escapar lágrimas calientes, la lava de azúcar que dormita en el pozo del olvido. Polvo fósil, sangre estancada en las acequias del tiempo. El mar, otra vez, en el hueco almohadillado de una cama plegable de masajes. Vale lo que pide. Sin reproches. Hasta que vuelva la próxima semana.
Aunque no quedé descontento con el micro, es verdad que pensaba que era un micro que no iba a llegar a los lectores o al jurado, y que pasaría sin pena ni gloria por ENTC, sin embargo me llevé la grata sorpresa de que irá en el libro del 2018, junto a los micros de dos excelentes escritoras como Ana Fúster y Mar Horno.
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