Fernado Vicente te invita a dejar tu historia en un comentario en: Los Viernes Creativos de El bic naranja, en facebook, en google+, en twitter, en tu blog o donde q uieras, el asunto es escribir.
Esta semana para esta ilustración del artista polaco Bartosz Kosowski.
Ruta 66
Nuestras manos se encontraron sin querer, se rozaron, se estrecharon, se sintieron cómodas juntas y permanecieron así un buen rato. Nuestros ojos sin embargo evitaron tropezarse. Tampoco supimos qué decirnos. Al ver a los viajeros aglomerarse ante el ventanal tras el que desayunábamos, apuramos los cafés y nos levantamos a la vez. Nos despedimos deseándonos un lacónico buen servicio. Salimos cada uno buscando su destino, ella escoltada por quienes se dirigían a Springfield, yo seguido por los que querían llegar a Chicago. Y seguimos nuestra ruta en sentidos contrarios.
Bien contado, muy bien contado.
ResponderEliminarGracias Elisa, me alegro de verte por aquí, estás en tu casa.
ResponderEliminarBesos.
Me gusta eso de mirarse con los dedos. No está tan mal coincidir, aunque solo sea en un cruce de caminos.
ResponderEliminarAbrazos amigo lagarto.
Pero que nada mal. Gracias osete, un abrazo.
EliminarMe encanta como nos presentas las historias. Se van construyendo a medida que las lees. Despacio, a fuego lento, y al final cuando llegas al punto y final crecen por ellas solas. Enhorabuena Juancho.
ResponderEliminarCocina de sentimientos. Me gusta Juan Antonio. Muchas gracias y mucha suerte, ya nos va quedando menos.
EliminarUn fuerte abrazo.
El final con los escoltas me parece una imagen muy potente, como si los llevaran al matadero después de su minuto de gloria, quizás su último deseo. Bien visto.
ResponderEliminarBesos
Es posible que ambos o alguno de ellos, estuviera a punto de darse la vuelta y mandarlo todo al carajo. Es posible. Gracias por la visita,
EliminarBesos.
Tan cerca y tan lejos, condenados a mundos paralelos. No te voy a alabar mucho, que luego dices, hombre modesto, que te viene grande. Sólo te diré que gracias por compartirlo.
ResponderEliminarUm abrazo.
Creo que lo has descrito de forma perfecta, Ángel. Me encantan los halagos, pero de verdad pienso que tengo que mejorar mucho para ser merecedor de la mayoría de ellos. Aún así, los agradezco y los valoro, pero en ese sentido tengo que ser muy sincero, que los egos son muy de venirse a arriba sin razón.
EliminarMuchas gracias también a ti por leer y por pasarme por la Levita tan a menudo.
Un abrazo.
Hola Juancho sigo por aquí, y disfrutando de este relato que me ha transportado a las aventuras de Bonnie y Clyde, así me entró a mí, una despedida de dos leyendas. Me gusta y si es otra la interpretación me iluminas, pero ya se sabe que el que escribe pone y el lector dispone jaja. Abrazos.
ResponderEliminarEn ningún momento había pensado en Bonnie & Clyde para esta historia, pero es muy posible que su historia esté latente, últimamente la parejita me ha tenido bastante abstraído. Pero tienes toda la razón, es el lector el que dispone y cualquier interpretación, así lo creo yo, enriquece.
ResponderEliminarUn abrazo Manuel.