SEMANA 2
Vuelve el Lagarto a rebuscar en su levita después de mucho tiempo. Quería haber ido al sastre y hacerse una nueva que le hiciera parecer más atractivo, pero ha preferido, durante este largo y caluroso verano, aprovechar todos los rayor que el sol, generoso, ha querido compartir, y permanecer tumbado en el liso pedernal para no dejar escapar a ninguno.
Se estrena en esta nueva temporada con tres disparos fallidos al corazón de La Ventana y sus Relatos en cadena, que esta semana ha ganado Fernando Alemán Roda con su Barbacoa y han quedado finalistas Joaquín Vals con Piedad y Lorenzo Rubio con Home run. Se pueden leer en este enlace.
Estas son sus propuestas, bien es cierto que si no estuvo acertado si estuvo fecundo para una frase inicial que tenía su miga: El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas
Fronteras
El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas a pesar de tenerlo agarrado con todas sus fuerzas. Lo arrojó lejos por encima de la alambrada, «sí, se dice así, alambrada», y corrió deprisa sin mirar atrás, sin que el cuerpo uniformado que quedaba tumbado sobre la tierra, pesara todavía en su conciencia, «¿qué es conciencia?», con la esperanza de que no le dieran caza y de que, al menos, tuviera el tiempo suficiente para aprender más palabras en el idioma de este nuevo país.
No molestar
El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas. La sangre salpicaba su cara, sus ropas. Un rumor interno le susurraba una y otra vez, «bate, bate, bate…», como una beata que pasara las cuentas de un rosario. A cada golpe de voz sucedía otro seco, letal, que manchaba cada vez más la habitación que su madre le había sugerido limpiar hacía solo un momento; mientras, una pregunta se perfilaba a través de las tinieblas de su mente: ¿Qué hacía aquello colgado en la pared de su cuarto, entre los pósters de Megan Fox y de los Arcade Fire, si ni siquiera le gustaba el beisbol?
Recreación
El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas, pero seguía golpeando con saña el cráneo, ya abierto, «joder, igual demasiado violento», de su última esposa. Aquella bacanal de sangre salpicó las paredes de la habitación, «tal vez fuera mejor el cuarto de baño», principal. Mientras, en el pareado contiguo sonaba, en el tocadiscos del hijo de los Maldonado, El asesino del mes, de los Def con dos, «la referencia es cojonuda», a toda pastilla, amortiguando el eco de la tragedia, «igual suena tópico». Había vuelto a despertar el carnicero de Olite, «habemus novela, ya puedo saciar la voracidad ingente de mi editor».