Acostumbrado a viajar poseía una
estupenda colección de maletas de marca de diferentes tamaños. Rara vez abría
la puerta a nadie, pero, aquel día, sintió que el destino esperaba al otro lado. Se encontró con un hombrecillo
rechoncho en el rellano, que con la habilidad de un encantador de serpientes le
vendió un lote de bolsas para envasar ropa al vacío con la ayuda de una
aspiradora, a un precio que, recuperada la consciencia, le pareció a todas
luces desorbitado. El cuchillo eléctrico fue de regalo. Nunca había tenido
aspiradora ni esposa y ambas llegaron, no mucho después, casi de la mano. Una de
esas pequeñitas pero muy potentes, la aspiradora me refiero, bueno y la señora
también. Poco a poco la vorágine conquistó la vida de este madurito, durante
tantos años pulido en su pétrea soledad. Cuando ya no aguantó más eligió la más
grande, una samsonite rígida y con ruedas y otra más ligera donde guardó lo
justo para empezar una nueva vida. Desde el andén esperaba, más nervioso que
nunca, la llegada de su tren, mientras vigilaba de reojo aquella gran maleta
olvidada en consigna con la aspiradora, el cuchillo y porciones de mujer recién
envasadas
Esta ha sido mi apuesta en el concurso de microrrelatos que ha organizado el Club de escritura Fuentetaja, Cuentos desde el Andén y que podréis leer también en esta entrada...
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/anden/1853#comments-anchor
También podréis leer los ganadores en el siguiente enlace....
https://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/anden
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