A través del cristal no pude evitar apreciar tu belleza y
leí tus labios. Aprendí de pequeño, poco después de que mis padres se dieran
cuenta de mi imposibilidad de oír. La misma novela de Kerouac y el mismo
párrafo que yo, ¿casualidad? La misma dirección pero sentidos contrarios. Y las
yemas de tus dedos recorriendo el camino. Nuestros destinos, no obstante,
condenados a encontrarse. Tú y yo y mi implante coclear y tu bastón blanco.
Una historia para esta portada de The New Yorker, ilustrada
de manera genial por Adrian Tomine.
La imagen como detonante de un relato. Una iniciativa de
Fernando Vicente desde su Blog http://elbicnaranja.wordpress.com/
Me parece genial¡¡, ese final de comienzo...
ResponderEliminarENHORABUENA¡¡
Besos ♥♥♥
(me quedo de seguidora tuya con tu permiso)
Encantado Tramos, vuelve siempre que quieras, estás en tu casa.
ResponderEliminarBesos.