Debido a la nueva situación hemos establecido rigurosos turnos para las horas de las comidas. Como la unidad familiar consta de cuatro miembros, no nos va a ser muy difícil elaborar un cuadrante. Mientras podamos ir vendiendo algunas de las pertenencias acumuladas, será posible confeccionar la siguiente estrategia de supervivencia. Mañana desayunaré yo, comerá mamá, merendará Luisito y cenará Ana Mari. Así, iremos rotando de manera que cada uno haga una comida distinta cada día. Por fortuna en los años de bonanza tuve suerte en mis negocios como contratista y hemos podido conservar, entre tanta pérdida, este chalet que adquirimos al lado de la casa del diputado. Ajustaremos estrictamente nuestros horarios a los de los vecinos y mientras uno de nosotros se alimenta, los otros se asomaran a su mirador para ver si dándoles pena son capaces de compartir algo.
La Primavera de Microrrelatos Indignados pretende que durante tres días la red se llene de microrrelatos indignados que denuncien el avance de la desigualdad social, las injusticias, los abusos de poder, las humillaciones colectivas, las corrupciones impunes o la desprotección social que en los últimos tiempos estamos padeciendo. El modo de participar se describe aquí:
La Primavera de Microrrelatos Indignados pretende que durante tres días la red se llene de microrrelatos indignados que denuncien el avance de la desigualdad social, las injusticias, los abusos de poder, las humillaciones colectivas, las corrupciones impunes o la desprotección social que en los últimos tiempos estamos padeciendo. El modo de participar se describe aquí:
Juancho, gracias por participar. En cuanto pueda pongo tu enlace en La Colina Naranja. Tu microrrelato es crudo, irónico y por desgracia, a este paso, puede que llegue a ser hasta real. Nos vemos en la alambrada.
ResponderEliminarIgual me he precipitado, si es así lo siento. La verdad es que me ilusionan alternativas de este tipo y me encantaba la idea de aportar mi granito de arena. Enhorabuena y a seguir dando guerra.
ResponderEliminarNos vemos en la alambrada.
Me encantó este relato, Juancho. Ahora más de actualidad, con toda esta práctica del escrache. Soy de las que pienso que la realidad debe luchar para ser vista. También en mi caso, que si miro hacia otro lado vengan a ponérmela ante las narices, porque no hay nada inocente en el no querer mirar.
ResponderEliminarEn fin, que me ha gustado mucho y también la iniciativa. Voy a investigar por más relatos.
P.D. Por si no lo lees en otro sitio, podrías activar el gadget de seguidores para que me fuera más fácil seguir tus actualizaciones... : ) por si acaso no, lo favoriteo.
Muchas gracias Alba por la visita y por los elogios. También a mi me ha encantado esta iniciativa, y por eso que eche a rodar este blog, aunque estoy bastante verde, porque no podía resistirme a participar en él. Agradezco tu consejo en cuanto a activar el gadget de seguidores, aunque tendré que trastear un poco hasta encontrarlo, y también estaría encantado de que lo favoriteases. Por cierto, no he encontrado a nadie con tu nombre en la iniciativa de Colinas Naranjas y me gustaría saber cual es tu blog para devolverte la visita.
EliminarUn abrazo y hasta pronto.
Juancho, un relato indignado que me ha trasladado a otra época, a la que me contaba mi abuelo o he leído en novelas, justo en la postguerra. Pero que si me paro a pensar, es muy actual por desgracia, pues estoy seguro que más de una familia a día de hoy tiene que dividir los escasos alimentos que a su cocina llegan.
ResponderEliminar¡Qué país!
Un abrazo.
Por desgracia nuestra sociedad ha iniciado un retroceso del que va a ser difícil recuperarnos. Muchas gracias por tu visita Nicolás.
EliminarUn abrazo.
Irónico y tal vez hasta pueda ser real, siempre se ha dicho la realidad supera a la ficción. Venga, me gustó leerte, nos vemos en las alambradas.
ResponderEliminarBesitos
Gracias por tu visita Elysa, sobre todo ahora, que todavía tengo esto en precario. Espera que cuelgue las cortinas y ponga algún detallito.
EliminarUn besito también para ti.
Me ha recordado un poco a Anna Frank. Y esto, por desgracia, es demasiado actual.
ResponderEliminarBesos