miércoles, 29 de junio de 2016

Esta noche te cuento. Océanos


Creo recordar que este año me estreno en Esta noche te cuento, y lo siento, pero últimamente ni el tiempo ni las musas están de mi lado.
Espero entrar con buen pie y poder estar este año en el libro que editan entre Senderos del Agua y el Molino de Banaco, junto a tantos buenos amigos y excelentes escritores.

Espero que os guste...



Atávico


Siempre se había asomado al mar a través de los ojos del abuelo. En aquella ciudad del interior solo aquel balcón era capaz de aplacar sus ansias marinas. Cada pestañeo un oleaje, cada lágrima una tormenta. Se zambullía en aquel iris entre peces de todos los colores, rodeado de hipocampos sobre los que podría cabalgar, seduciendo a sirenas con los ojos tan azules como los del viejo. Buscaba en el espejo la marea, el flujo añil que rodeara sus pupilas de una vez, los destellos cobalto que anunciasen futuras marejadas; pero no recibía más que la imagen abisal de su mirada, el negro oscuro y profundo que habitaba anidado en la blancura de sus córneas. Como anidaba, en sus entrañas todavía impúberes, el rencor a unos padres que no le habían sabido transmitir aquella herencia. Estrecho cómplice del abuelo en su agonía, no dudó, llegada la hora, en mentir sobre sus últimas voluntades, sobre el postrer deseo de que sus restos fueran arrojados al ponto más inmenso y salobre. No dudó tampoco en ser el Leviatán de aquel naufragio, el monstruo que dejara inundar de zarco sus pupilas y, entre las cenizas, mirar cómo se hundían las leyes de Mendel.


oceano entc

martes, 21 de junio de 2016

Relatos En Cadena. Semana 33


Ha sido un buen año para el concurso Relatos en cadena de la cadena SER, muy buenos micros y eliminatorias muy reñidas. En lo personal un año flojo, he escrito poco y lo que he escrito no ha gustado. Otra vez será, pero hay que espabilarse si de verdad se quiere estar en la final. Como muestra de este micro de la semana 33, en la que ganó Marta García Valdés con su micro Rumores y estuvieron acompañándola Manuel Montesinos y Jose Manuel Dórrego con Astronauta por vocación y Sujeto, verbo y predicado respectivamente, podréis leerlos pinchando aquí...


Más que palabras

Cuelgan de las cuerdas de la del quinto las más gruesas. Otras se quedan enganchadas en las persianas de doña Puri antes de caer definitivamente al suelo o en el armario que Jacinto, el carpintero, se ha fabricado en la terraza para guardar las herramientas. Algunas mariposean divertidas entre los geranios de los Rosado y salen volando en dirección al bloque de enfrente. A mí estas son las que más me escuecen, porque llegan hasta los oídos de Margarita que luego, nada más verme, me restriega cuanto se quieren sus padres y la de cosas bonitas que les escucha decirse cuando se acuestan y, sin querer, dejan la puerta abierta.


https://moni0123.wordpress.com/2012/08/20/caligrama-aire/
Imagen tomada de Abriendo la caja de Pandora a través de Pintarest
 

lunes, 20 de junio de 2016

PRIMAVERA DE MICRORRELATOS INDIGNADOS 2016 (REFUGIADOS)

Después de casi siete meses merece la pena volver a escribir en el blog por esta iniciativa de Miguel Torija en su blog La colina naranja. Esta es mi modesta pero comprometida aportación. Nos vemos en la alambrada.


PARTICIPA EN LA PRIMAVERA DE MICRORRELATOS INDIGNADOS



Jaulas

Wael corre, salta, esquiva las alfombras colocadas para la oración. La mayoría aún conserva la fe, lo único que en realidad les queda. Lo demás va cayendo del cielo como un maná infinito que inunda la desgracia atemporal de los desplazados: las prendas que arropan su pudor y los protegen del frío de la aurora; el pan y el agua, el trigo y la fruta. El lecho irregular de mantas y de harapos, refugio de sueños y desvelos, de esperanzas y de miedos. Wael, sin alejarse demasiado de su padre que controla con eficaz mirada tan milagrosa energía, busca a otros niños. Busca en ellos los ojos oscuros de quien hasta no hace tanto fue su espejo. Busca la mano de Adib, la que le enseño a moverse por las calles de Alepo, la que le conducía a diario a los brazos de su madre, convertida, también ahora, en un rumor lejano que susurra cada noche en sus oídos la música de la rompiente. Wael escucha y mira, mira a través de rombos de alambre todo lo que le es negado, igual que veíamos los niños de mi generación, a hurtadillas desde el pasillo, un beso en blanco negro entre los rombos de la censura. Wael escucha al otro lado el canto de los pájaros y piensa que él también, algún día, será libre.